Isaías 45:22. -Vuelvan a mí y sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro.

El pacto de Dios

Para siempre ha ordenado su pacto.
Salmo 111:9

Charles Spurgeon

El pueblo del Señor se deleita en el pacto de Dios. Para ellos es una inquebrantable fuente de consuelo al mismo tiempo que el Espíritu Santo los lleva ¨a la sala del banquete, agitando ¨su bandera de amor¨(Cantares 2:4). Se deleitan cuando consideran cuán antiguo es el pacto de Dios y recuerdan que antes de que pusieran al sol en su lugar o los planetas comenzaran a girar en su órbita, el interés de los santos estaba asegurado en Cristo Jesús. Les resulta particularmente agradable recordar la seguridad del pacto, mientras meditan en el ¨constante amor de Dios por David (Isaías 55:3). Además, se deleitan en celebrar que el pacto ha sido ¨firmado, sellado y entregado¨ Y con frecuencia hace que su corazón estalle de gozo al pensar en su inmutabilidad; que ni el tiempo ni la eternidad, ni la vida ni la muerte, serán capaces de anular un pacto tan antiguo como la misma eternidad y tan perdurable como la Roca de la eternidad.
También se regocijan al celebrar la plenitud del pacto, pues en él ven todas las bendiciones provistas para ellos. Ven a Dios como su herencia, a Cristo como su compañía, al Espíritu como su Consolador, la tierra como su alojamiento transitorio y el cielo como su hogar. En el pacto ven una herencia reservada y protegida para cada alma que posee interés en su antigua y eterna cesión de dones.Sus ojos brillaron cuando por primera vez vieron el pacto como un bendito tesoro escondido en la Biblia. ¡Cuán eufóricas estaban sus almas al darse cuenta de que esta última voluntad y testamento de su familia divina tambien les fueron legados a ellos!
Por encima de todo está el placer del pueblo de Dios de considerar la gracia del pacto de Dios.Ven que la ley fue anulada porque era un pacto de obras que dependía del mérito. No obstante, ellos perciben correctamente que este pacto es duradero debido a la gracia. Gracia  como única condición, gracia como única base, gracia como totalidad del acuerdo, gracia como protección, gracia como fundamento y gracia como cúspide.
Por tanto, el pacto es un tesoro de riqueza, un depósito de alimentos, una ¨fuente de vida¨(Salmo 36:9), un almacén de salvación, una carta de paz y un refugio de gozo.